Es proposa una activitat a la biblioteca de Polinyà de Xúquer per part de l'ajuntament.
Es tracta de construïr un poemari amb caligrames de diferents formes. Qui vullga participar hi haurà de portar abans del dia 20 de Febrer en un full. Si vols participar a la narració dels mateixos poemes el dia 27 de Febrer, sols has de dir-ho. Animatttt!!!!!

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Publicat en dimecres, 12 de gener del 2011
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Nos encontramos en la Isla Rosberaud, propiedad de la familia Willard. Allí, en el centro de la isla se encontraba la imponente mansión de verano de aquella familia adinerada. También, justo delante del mar, estaba la casa del vigilante, donde dormían él y la criada, que era esposa de éste.
Hacía una semana muy buena y la señora Willard decidió invitar a una conocida suya a pasar allí unas pequeñas vacaciones. Ésta se llamaba Agatha Miller y desde hacía mucho no había ido a visitarlos.
Agatha llegó y reconoció a su amiga Mrs. Willard, tan vanidosa y estirada como siempre. Acto seguido entraron las dos al salón de la mansión (de estilo renacentista) y allí les esperaba el orgulloso Mr. Willard.
Mientras tomaban el té, llegó la rebelde hija de los Willard, llamada Jacqueline, que al parecer ya se había enamorado de un nuevo capricho que había visto en su revista mensual.
Los demás habitantes eran del servicio: estaba el mayordomo llamado Joseph March y la criada llamada Nancy Smith. En la isla también vivía el vigilante llamado Marco Smith, pero éste se encontraba de viaje.
Ya hechas las presentaciones, decidieron empezar con la comida. Después de una larga comida, llena de humillaciones de Mr. Willard hacia el servicio, Agatha y Mrs. Willard se fueron al salón a practicar la costura. Mr. Willard se excusó ante ellas para retirarse a su habitación, ya que se encontraba mareado.
Como era normal en aquellas épocas de verano, se presentó un inoportuno temporal, y éste no permitió a las mujeres ir a bañarse a la fabulosa playa de la isla.
La criada se encontraba preparando el té en la cocina y el mayordomo estaba en la salita poniendo a punto la baraja de cartas a las señoras, ya que con ese temporal no podían jugar al criquet.
Mientras tanto, Mrs. Willard se encontraba durmiendo su siesta diaria y su hija Jacqueline estaba en su habitación, donde no paraba de tirar vestidos que consideraba anticuados para así hacerle un hueco a sus nuevos caprichos.
Agatha acababa de llegar y ya estaba harta de cuanta gente altanera y estúpida había en aquella casa. Por más que lo pensaba no sabía cómo su difunto marido tenía ese tipo de amistades. Como estaba muy aburrida, decidió entregarse a su mayor placer, la lectura de novelas policíacas.
Mr. Willard no hizo acto de presencia durante el resto del día. Mientras, las mujeres tomaron juntas el té y después cada una se dedicó a sus aficiones de nuevo.
A la hora de cenar, la criada llamó a los comensales con una campana y acudieron todos menos Mr. Willard. El mayordomo se ofreció a ir a despertarlo, pero como se enfadaba mucho cuando lo interrumpían, su esposa  rechazó la oferta.
La cena transcurrió lentamente a ojos de Agatha y se alegró mucho cuando anunció el mayordomo que todo el mundo podía retirarse. Como estaba muy cansada por el viaje, Agatha decidió irse a la cama.
La criada se fue a su casa, la de su esposo el vigilante. Una vez hubo salido, cerró la puerta de la mansión con llave ante la atenta mirada de Mrs. Willard.
A la mañana siguiente, todo el mundo se levantó temprano para arreglarse y a la hora del desayuno estaban todos en el comedor menos Mr. Willard. Agatha se tomó su habitual café con croissants y ante la ausencia de Mr. Willard decidió pasar por su habitación a ver cómo se encontraba.
Llamó muchas veces a la puerta, pero nadie le abrió. Se lo comunicó a todos los habitantes de la casa y acudieron allí rápidamente. Grande fue la sorpresa de todos, cuando encontraron en la cama a Mr. Willard con una daga clavada en su pecho.
La esposa quiso llamar a algún detective, pero había un fuerte temporal y para poder hablar por teléfono, éste se había de conectar desde la casa del vigilante.
Agatha tuvo la gran idea de encargarse del caso y ante el permiso de Mrs. Willard decidió empezar a investigar.
Primero examinó el cadáver, donde encontró que la daga había traspasado el reloj de bolsillo de Mr. Willard, el reloj se pararía por tanto a la hora del asesinato: las doce. Además se notaba que la puñalada fue dada con ensañamiento, lo cual le llevó a preguntarse: ¿Qué motivos tan fuertes pueden llevar a un asesinato?
Después, Agatha decidió que debía investigar los motivos para asesinar a Mr. Willard por parte de cada persona.
La criada y el mayordomo recibían continuas humillaciones, Jacqueline no conseguía muchos de sus innumerables caprichos y Mrs. Willard quería heredar la gran fortuna de su marido.
Agatha decidió interrogar a la familia del difunto empezando por Mrs. Willard. La citó en la terraza cubierta del patio trasero y, mientras tomaban un refrigerio, la interrogó:
-          Me gustaría saber qué hizo ayer por la noche.

-          Dormir –dijo la señora-. ¿Acaso me acusa de algo?

-          No, nada más lejos. ¿Hay algún lugar que comunique con la habitación de él?

-          Hay una especie de armario en el suelo, aunque hace años que no se usa.
Agatha confirmó sus sospechas, faltaba algo en aquel crimen.
Se dirigió al armario secreto y allí encontró un pañuelo de mujer, hecho de seda, con la inicial “H”. Solamente tenía un objetivo más por hoy, hablar con Jacqueline, y lo consiguió:
-         ¿Sabe si alguien de aquí tiene un nombre o apellido con la inicial “H”?

-         No, que yo sepa.

-         ¿Sabe algo del crimen que no me ha contado?

-         ¡No, por Dios!

-         ¿Se alegra de la muerte de su padre?

-         ¡Es usted una arpía!
Acto seguido salió del cuarto hecha una fiera. Agatha decidió retirarse a su habitación, ya de noche, para ordenar lo que sabía. Pasó todo el rato tumbada hasta que oyó un ruido en la planta baja.
Salió de la habitación despacio y cuando llegó a la planta baja supo que el ruido venía de la habitación del mayordomo. Agatha oyó que estaba hablando por teléfono con una tal “Elena”. Agatha pensó que Nancy había conectado el teléfono desde la casa del vigilante para que hablara por teléfono. Estaba a punto de irse cuando descubrió que en la puerta había enganchado un trozo de camisón de mujer que daba al interior. Volvió a la cama y permaneció allí hasta la mañana siguiente.
Nada más levantarse y desayunar, Agatha interrogó al mayordomo, que se mostró sorprendido por sus preguntas:
-         ¿Ayer por la noche estaba hablando por teléfono con una tal “Elena”?

-         En efecto hablaba por teléfono, pero con una prima mía de España llamada Milena.

-         ¿Había alguien más?, vi un camisón en la puerta.

-         No, en la puerta tengo una cortina y además estaba solo.
Agatha sabía quién era el asesino y el motivo, pero no el modo, y además no tenía pruebas. Tuvo que seguir con los interrogatorios y le tocó el turno a la criada Nancy Smith:
-         ¿Nació usted en este país?

-         Sí, en efecto.

-         ¿Y sus padres?

-         Mi padre es belga y mi madre era griega.

-         Usted no es sospechosa, ya que cuando el reloj se paró en el asesinato usted estaba en la casa de su marido –soltó Agatha-.

-         En efecto, yo estaba fuera y el reloj funcionaba perfectamente.

-         ¿Cómo lo sabe?

-         Soy la encargada del reloj, lo revisaba todos los días por si acaso.
Agatha, poco a poco, descubrió que le parecía tan raro en aquel caso.
Primero decidió pasarse por la habitación del mayordomo donde vio que, en efecto, allí no había ninguna cortina. Aprovechando que todos estaban atareados se ausentó con la excusa de dar un paseo, ya que esto le gustaba mucho.
Decidió ir poco a poco hasta la casa del vigilante, a orillas de la costa. Una vez allí tuvo una dificultad: ¿Cómo podía colarse en la casa sin que se notara?
Se detuvo a comer lo que había cogido de la cocina, dos bollos y una manzana. De repente vio, por un agujero pequeño en la pared, que en la mesa había una llave. Entonces decidió poner en marcha el plan que se le había ocurrido.
Esperó durante horas sentada en el suelo, como si se hubiera caído. Pasadas esas horas llegó la criada, que estaba buscándola por orden de su señora. Al verla en el suelo, aparentemente mal, decidió llevarla a su pequeña casa, ya que estaba más cerca que la mansión.
Una vez allí, pidió a la criada que le trajera agua para lavarse la cara y las manos sucias. Cuando la criada fue a buscarla, Agatha cogió la llave de la mesa y se la escondió en su bolsa. La criada regresó con el agua y después de haberse lavado volvieron poco a poco hasta la mansión.
Durante el camino, Agatha y la criada hablaron y esto fue muy útil para la investigación. Agatha averiguó que la criada era la única con acceso al reloj, pero sin embargo no lograba ponerla entre los sospechosos ya que no estaba en la mansión cuando se produjo el asesinato.
Una vez en la mansión, Agatha decidió comer un poco y ya que era la hora de la siesta se fue a su habitación.
No se lo pensó dos veces. Se quitó el vestido, se puso unas mayas de lana y, a pesar de su edad, uso la cinta de las cortinas para llegar desde su ventana del primer piso a las puertas de la mansión.
Echó a correr y rápidamente llegó a la casa del vigilante. Usó la llave para entrar y después de registrar el salón, la cocina y el baño sin encontrar nada, se dirigió a su habitación. Allí encontró lo típico: ropa, utensilios de aseo, varios uniformes de criada, un reloj de bolsillo bastante viejo, unas gafas, joyas de poquísimo valor… Se paró ante el camisón y vio que ese no era el que había visto en la puerta del mayordomo.
En aquel momento, alguien entró a la casa, Agatha salió por la ventana, se puso ante la puerta y por un presentimiento llamó al timbre.
Grande fue su sorpresa cuando le abrió un hombre. Éste se presentó como Marco Smith y la invitó a pasar. Agatha le contó todo lo sucedido y éste se lamentó mucho por la muerte de su jefe. El vigilante vio que Agatha se había mojado los zapatos y la condujo a su habitación para que se pusiera algunos de su mujer.
Como Agatha no usaba esa talla no pudo ponerse ningún par de zapatos, pero cuando le dijo al vigilante que su reloj de bolsillo (que había dejado en la mesilla de noche cuando había entrado a registrar la casa) era muy bonito, éste le contestó que aquel reloj no era suyo. Agatha pidió permiso para quedárselo y preguntó a Marco Smith si podía acompañarle a la mansión. Dejó con disimulo la llave de la casa en la mesa.
Después de ir a cambiarse de ropa, Agatha vio el emotivo reencuentro entre el vigilante y su esposa. Jacqueline, el mayordomo y Mrs. Willard también saludaron al vigilante y le volvieron a contar lo que Agatha ya le había narrado. Después, el vigilante y la criada se fueron a su casa.
Agatha observó complacida que el vigilante no contó lo del reloj y se retiró con la excusa de que estaba cansada.
Pasó gran parte de la noche en el cuarto del difunto Mr. Willard, buscando la pieza que le faltaba en aquel rompecabezas. Se sentó, observó el reloj que había cogido al vigilante y lo comprendió todo. Rápidamente fue al sótano (donde estaba el cadáver) y comprobó que su teoría era cierta, ya tenía cogido al culpable.
A la mañana siguiente los convocó a todos en el salón y les contó el montaje del crimen:
-         Nancy Smith es la asesina y actuó inteligentemente. Se llevó el reloj a su casa con la excusa de que estaba averiado y a la mañana siguiente devolvió uno diferente a Mr. Willard diciendo que el viejo estaba roto. Puso un somnífero en la bebida de Mr. Willard a hora de comer y éste se retiró porque estaba algo mareado. Entonces, en algún momento de la tarde entró en su habitación, cogió su pañuelo para no mancharse de sangre y lo mató con una daga. Se aseguró de que el cuchillo pasara por el bolsillo de Mr. Willard donde estaba el reloj que marcaba las doce de la noche porque no le había puesto pilas.

-         ¡Eso es mentira! -chilló histérica Nancy Smith-.

-         Déjeme acabar, ahora explicaré los detalles. Su madre, Nancy, era griega y le puso como segundo nombre Helena, de ahí viene lo del pañuelo. Además fue muy astuta y compró un pañuelo que aparentemente no se puede permitir una criada. La noche después del asesinato llamaron a la mansión, pero no oí el teléfono. Eso es porque me hicieron creer que el mayordomo hablaba con su prima Milena cuando realmente el único teléfono que puede conectar con la casa sin llamar es el de la casa del vigilante. Cuando digo “hicieron” me refiero a la criada, el mayordomo y la esposa e hija del difunto que se apiadaron de Nancy al oír su versión; por eso, nadie dijo que el reloj del difunto no era el que usaba habitualmente, pero por suerte me lo dijo Marco Smith, ajeno a toda esta trama.
Agatha envió una carta a la policía y fueron a detener a Nancy. Ocultó el detalle de que todos menos el vigilante eran cómplices de asesinato para salvarles de la cárcel.

Òscar Palomares

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Publicat en dimarts, 13 d’abril del 2010



 Asesinato en el Orient Express (Agatha Christie)
Una trama para asesinar a alguien que a su vez fue un asesino, gente que aparentemente no conoce al asesinado de nada, falsas identidades… Todo esto y mucho más en un apasionante libro.
Orgullo y prejuicio (Jane Austen)
Una historia de amor y odio entre dos personas que se detestan entre sí por las clases sociales. Algo que les separa y a la vez les uno, el orgullo de él y los prejuicios de ella.
El ocho (Katherine Neville)
Un ajedrez que perteneció a un rey moro y que éste dio al emperador Carlomagno. Se rumorea que da la vida eterna, te envolverá de aventuras e intrigas hasta encontrar las piezas del ajedrez. ¿Resolverás el misterio de la vida eterna?
La saga Crepúsculo (Stephenie Meyer)
Cuatro libros donde conocerás el mundo de los vampiros y donde vivirás una historia de amor entre una humana y un vampiro que a priori parece imposible. Amor, odio, venganza e instinto de supervivencia conjugados en una misma receta.
La emperatriz de los etéreos (Laura Gallego)
Bipa, una joven preocupada por la vida de su gente, conoce a un chico llamado Aer que quiere abandonar las cuevas donde vive el poblado para ver “el Exterior”. El chico desaparece y Bipa decide ir a buscarle, ¿quién ganará la partida donde se juega la vida de Aer, Bipa o la Emperatriz de los Etéreos?
El sol desnudo (Isaac Asimov)
Planetas donde los robots son la base de la economía. Entre estos, está el apacible mundo llamado Solaria donde los individuos no soportan la apariencia de sus congéneres, los contactos se producen por hologramas. Es la primera vez en doscientos años que se produce un asesinato; allí es enviado Bailey, un detective terrestre, para investigar un asesinato que según se piensa  ha sido efectuado por un robot.
Un puente hacia Terabithia (Katherine Paterson)
Un libro que habla sobre amistad y un valor muy importante: la fantasía. Un mundo imaginario para evadirse de la realidad y vivir en la adolescencia aventuras soñadas desde la infancia. 




Òscar Palomares

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Els propers dies 30 i 31 de març celebrarem al nostre centre les II Jornades Culturals. Deixarem de banda els exercicis, les lliçons, les calculadores..., per gaudir d'olimpíades, tallers, excursions... Podrem trobar una gran varietat d'activitats tant dins com fora del centre.
Les jornades començaran a les 8h i acabaran a les 14h tots dos dies. Les activitats es faran pel matí i els alumnes hauran d'estar inscrits prèviament.

El dimarts 30 començarem amb l'Olimpíada Matemàtica, amb un taller de Química, i esports. Continuarem amb  tallers d'arts plàstiques, de música, una trobada amb d'ex-alumnes del centre, balls llatins, etc. El primer cicle d'ESO podrà gaudir de teatre en anglés. I tindrem el goig de poder rebre el grup Obrint Pas, amb presentació, xerrada i actuació. 

El dimecres 31 començarem calfant amb el rocòdrom, pintant samarretes i fent polseres. També ens ensenyarem a elaborar crema de mans, fer Henna i tinta invisible. Farem cal·ligrafia amb l'escriptura medieval, i el que no ens pot faltar és la cuina tradicional, i les postres de la Crêpperie.

A continuació trobareu el tríptic de les jornades que oferim aquest any.

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Publicat en dilluns, 29 de març del 2010
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  El dia 28 de gener ens n'anàrem d'excursió al Planetari de Castelló. Primer anàrem a Benicàssim, al Desert de les Palmes. Esperàvem haver trobat neu, però no va ser així. Ens va eixir un sol radiant. Esmorzàrem allí, ens posaren una projecció del parc, i després baixàrem al planetari. Després de veure una projecció d'astronomia i de contestar a algunes preguntes que ens feren (que per cert, alguna alumna contestà molt bé) ens n'anàrem a dinar al port de Castelló. Després de dinar, eixírem cap a casa.
  Ací teniu unes quantes fotos de l'excursió. En falten per posar de una altra càmera. Quan les tinguem, les posarem.

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Publicat en diumenge, 31 de gener del 2010
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Desitges conquistar el xic dels teus somnis, que caiga rendit als teus peus i mai s’allunye? Doncs bé, per a guanyar i mantindre el cor d’un home cal posar en pràctica algunes tècniques que anem a revelar-te.

Hi ha una coneguda frase que conté una gran veritat en les seues paraules “Els hòmens són de Mart i les dones són de Venus”, és cert, som diferents i eixa és la raó per la qual moltes vegades les relacions amoroses són tan complicades.

Però açò no vol dir que els amors eterns només existisquen en els contes de fades, perquè la cosa funcione les dones hem de tindre en compte cert detalls que són elements claus a l’hora de la conquista i del romanç.

No el sermoneges!

A nosaltres ens encanta el melodrama i les llargues conversacions, però ells les odien! Per a no avorrir el teu xic has d’evitar estes monòtones xarrades en què quasi sempre ell es limita a assentir amb el cap mentre la seua ment divaga qui sap per on. Les coses han de dir-se en el moment oportú evitant les queixes trivials o els interrogatoris al millor estil FBI.

Respecta la seua intimitat


La majoria de les dones quan ens enamorem cometem el terrible error que tota la nostra vida gire al voltant d’ell i exigim que el xic en qüestió actue de la mateixa manera, això és senzillament impossible perquè el gènere masculí no pensa d’esta manera.

Per a evitar açò tracta sempre de mantindre el teu espai, dedica’ls temps a les teues amistats i ocupa’t de tu, permet que ell faça el mateix, respecta els seus temps d’individualitat, no pots forçar-lo que estiga tot el dia amb tu.

Veuràs com al no sentir-se pressionat canviarà per complet el seu comportament i potser sense adonar-se'n passarà més temps al teu costat que abans quan li retreies la seua manera d'actuar.

No tractes de canviar-lo

Quan ens enamorem creiem que ell és el príncep blau dels nostres somnis però a mesura que el temps passa, descobrim la cruel realitat i a vegades la neguem intentat que la persona canvie per complet.

Ningú és perfecte, tots tenim coses boniques i coses que no ho són tant, si bé certes actituds o costums poden millorar-se hi ha altres que no, per eixa raó mai has de pretendre que el teu xic canvie un 100%. En el cas que veges que ell no és com creies el millor és fer un pas al costat i anar en la busca d’algú compatible amb tu.

Evita la rutina

La pitjor enemiga de tota relació és la rutina, ella fa que els amants s’avorrisquen i perden l’interés per l’altre. De quan en quan intenta fer i proposar alguna cosa diferent que us agrade i divertisca als dos.


No l’atabuixes

Tracta de conservar la teua individualitat, no depengues d’ell per a tot. Els hòmens s’acaben cansant de les dones que els telefonen cada 5 minuts i que no actuen sense abans preguntar-los que fer. Si bé hi ha certes decisions que han de prendre’s en parella hi ha altres que no, per això pren les regnes de la teua vida, fes-li front al món i demostra-li al teu xic que eres capaç de lluitar per tu mateixa.

Els zels, el pitjor aliat

Tindre una mica de zels de la parella és normal, demostra que ell t’importa però quan els zels es tornen malaltissos poden arruïnar la relació. Açò no significa que no estigues atenta al que succeïx, sinó que actues amb tranquil·litat observant sense caure en l’espionatge ni en la persecució.

Anar de compres és cosa només de dones

Moltes vegades ens sentim temptades que la nostra parella ens acompanye al shopping i una vegada que estem allí (després de convéncer-lo per hores), les coses es posen tenses perquè ell s’avorrix de seguida.

Hem d’entendre que ells odien pegar voltes i mirar vidrieres, quan volen alguna cosa van directament on la van veure sense perdre el temps passejant. Nosaltres som diferents, ens fascina anar de botiga en botiga, moltes vegades simplement per a veure quines coses noves tenen, per això la millor companyia per a anar de compres és una bona amiga.

Respecta els seus silencis

Totes les persones solem tindre els nostres moments de pau en què ens limitem a pensar o fantasiejar. Que el teu xic quede callat amb la mirada perduda en un punt invisible no vol dir res mal, per això millor evita les preguntes com què et succeïx? En que estàs pensant? o la pitjor En qui estàs pensant?

No el faces esperar

Quan volem lluir boniques i atractives solem provar-nos tota la roba de l'armari una vegada i una altra fins a trobar el vestit adequat, després la sessió de maquillatge també porta el seu temps igual que el pentinat, però este és un concepte que no té cabuda en la ment masculina.

Si va quedar a passar-te a buscar per ta casa tracta d’estar llesta a l’hora en què va quedar perquè per als hòmens no hi ha pitjor cosa que haver d’esperar que acabes d’arreglar-te, això els emprenya moltíssim i els posa de molt mal humor.


Elena Francis

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Publicat en diumenge, 24 de gener del 2010
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Ágora (2009)

Alejandro Amenábar




Altres mons serien possibles si la humanitat, en moments claus de la Història, s’haguera decantat per solucions diferents a les que va prendre. Això és la primera idea que es pot traure una vegada has vist Ágora, l’última pel·lícula d’Alejandro Amenábar. I tot queda dins de l’àmbit de l’ésser humà: l’egoisme, l’ànsia de poder, la por, l’odi i, també, la generositat, l’ànsia de saber, l’estima, la manca de por...

Aquesta idea es desenvolupa en una història concreta d’un lloc del planeta (o caldria dir de l’univers?), Alexandria, en un moment determinat, el segle IV d.C., un temps de canvis, de lluites, d’intercanvis, d’enriquiments culturals i espirituals, d’empobriments civilitzadors i de misèries humanes.

I això és el que Amenábar ens ha volgut contar a través de la vida d’Hipàtia, un personatge carregat de voluntat de saber i de compartir, de respectar i d’aprendre, però que va haver de viure enmig d’una tempesta d’ideologies i de creences els representants de les quals no trobaren més camí que la imposició del seu credo o l’aniquilació dels altres. I això no era un bon caldo de cultiu per a la nostra heroïna.

La pel·lícula ens mostra el procés viscut en aquelles coordenades espaciotemporals fins convertir la convivència en pràcticament impossible. Té el talent de fer-nos veure cada pas, fins que tots els passos ja donats impedeixen la marxa enrere. Té el talent de fer-nos reflexionar sobre un món (aquell i aquest, per això ens el mostra des de fora, des de l’univers) que pot viure, generós, compartint i respectant o pot viure, desconfiat, tan extremat i intransigent que qualsevol que no és com jo, està contra mi. És un bon tema de reflexió ens els temps que corren: des de la política més quotidiana fins a la ideologia més abstracta o general hi ha als nostres dies aquesta temptació extremista, com la que va viure Hipàtia a l’Alexandria de la quarta centúria. Ens pot ajudar la Història a entendre’ns? A millorar-nos? A aprendre dels errors? Sí: no cap dubte que és un bon tema de reflexió actual, per molts segles que hagen passat.

Des del punt de vista de la història contada, no es tracta d’un drama sentimental per fer-nos traure la llàgrima fàcil (tot i que hi ha moments emotius i emocionants); ja ho hem dit, es tracta més de fer-nos pensar, de mirar-nos des de fora (fins i tot des de fora del planeta). Hi ha molts plans que mostren els personatges des de darrere: nos els acarem, els acompanyem per les seues vicissituds.

També hi ha el plaer, el gaudi per comprendre: el luxe del coneixement en el moment de produir-se. Això se’ns mostra a través de la protagonista i dels seus deixebles. Pensar, descobrir, errar, tornar a pensar... Hipàtia renuncia a moltes altres coses per aquest gaudi; tria com a emoció i sentiment suprem el saber, fet que li ocasionarà no poques desgràcies.

En aquest sentit, el treball de Raquel Weisz és extraordinari. L’actriu britànica ens transmet les seues emocions (pel saber) amb la mateixa força que la seua indiferència pel vessant amorós que alguns dels seus deixebles li manifesten. Ja ho hem dit: és la seua tria, contundent, dràstica.

Tècnicament, cal dir que la reproducció d’Alexandria ens fa viure en aquella ciutat mítica com si fóra la ciutat real que va ser, a peu de carrer; sí, és clar que podem observar els temples, la biblioteca, el far, l’àgora... però també podem tastar la seua pols, l’olor de la misèria, de la mort, dels teixits cremats, de la sang vessada.

Amenábar, d’altra banda, sempre ens regala algun pla ple d’emoció cinematogràfica. En aquest film podríem dir que és el que apareix en el moment que Hipàtia descobreix com és que el Sol de vegades és més gran i de vegades més menut. Un senzill moviment de càmera que ens obri la ment de la mateixa manera que se li va obrir a la protagonista en aquell precís instant. Una petita meravella del seté art.

Per concloure, només caldria afegir un comentari: Amenábar sempre havia començat els seus films des del negre (com si ens diguera que del no res apareixerà la història que ens conta). A Ágora ja no és així. Som al mig del cosmos, dins del qual, en un petit planeta (per molt gran que siga per a nosaltres, des d’aquest punt de vista és petit), una espècie pretensiosa (la humana) fa i desfà moltes vegades sense entendre com ni per què i sense ser capaç de veure que, en aquest veïnat que és l’univers, no som tant; i, sobretot: si mirem serenament enrere, potser siguem capaços de fer-ho ara (i més endavant) millor.



Francesc Martínez

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Publicat en dimarts, 13 d’octubre del 2009
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